Hace 15 días fue el aniversario
del uno de los días más sangrientos de nuestra historia reciente. Me refiero al
11 de marzo de 2004, ese fatal día en el cual murieron casi dos centenares de
inocentes en unos vagones de tren cuando se dirigían en su mayoría a su puesto de
trabajo o a estudiar. Lo primero que me viene al recuerdo es la tristeza de la
gente con la que te encontrabas en tu camino, también la incredulidad ante la
crueldad de los hechos y las imágenes que iban llegando y la incertidumbre de
qué es lo que había pasado. Lamentablemente en esos momentos los políticos
también intentaron sacar tajada de los cadáveres y los que nos gobernaban falseaban la información a su
antojo y los que por aquel entonces estaban en la oposición intentaban aprovechar
la ocasión para recaudar los votos suficientes
para proclamarse ganadores de las elecciones generales que tuvieron lugar el 14
de marzo.
Lo peor de todo esto es que 10
años después algunos dirigentes del PP siguen sembrando dudas de la autoría de
los hechos, mienten con tal de quedar de pie. Por otro lado, el PSOE vocifera
afirmando todo lo contario pero su dialéctica está vacía de contenido y lo que
menos les preocupa son las víctimas sino sacar un puñado de votos jugando con
la sangre derramada aquel 11 de marzo.
Los más desgarrador es que los
dos principales partidos de este país llevan 10 años ciegos en testimoniar una
falsedad camuflada como si fuera una verdad y no se dan cuenta que desde el primer minuto
que sucedió este atentado dejaron en un tercer plano a los muertos y por
desgracia a sus familiares. Si tuvieran un poco de dignidad habrían cerrado sus
bocas y se hubieran puesto juntos a trabajar para hacer pasar a los familiares
este dramático trance de la mejor manera. Todavía resuenan en mi cabeza los
ataques de algunos políticos sobre familiares que lo único que quería era saber
qué es lo que había pasado.
Realmente estamos en una crisis y
por desgracia no sólo es financiera, estamos en una crisis de valores por parte
de todos los políticos hasta tal punto que les importa un carajo las vidas
sesgadas aquel día por quien fuera y es muy duro afirmar lo que voy a decir pero
los políticos actúan con palabras que dan auténtico pavor ya que dejan aislados
a las víctimas y se aprovechan de actos tan terribles como el 11 M.
Lo que si me enorgullece una vez
más son los ciudadanos por su apoyo siempre a los que más lo necesitan y por su
puesto el apoyo incondicional a los familiares de esta tragedia que pasará a la
historia no sólo con unos de los días más sangrientos sino también como uno de los
días en que los políticos se quitaron su máscara para verles bien su rostro, el
del lado más oscuro del poder.