Se ha armado un revuelo mediático por la forzada dimisión de
Tomás Gómez, el que iba a ser candidato del PSOE a presentarse a la presidencia
de la Comunidad de Madrid. Los medios de comunicación han saltado a la palestra
para informar del tema y muchos de ellos han sido muy críticos a la decisión
tomada por Pedro Sánchez, secretario general del PSOE, por la forma en que se
ha deshecho de su candidato a la Comunidad de Madrid. No sólo los medios de
comunicación se han hecho notar sino también algunos afiliados y simpatizantes
del PSOE de Madrid que han salido en defensa del dimitido Tomás Gómez mostrando
públicamente su indignación con el secretario general del partido.
Si esto hubiera sucedido en cualquier otro país de Europa la
noticia no habría sido tal, al contrario, entraría dentro de lo normal que es que cuando
un representante político se ve implicado en un caso de corrupción
inmediatamente dimite. Lo triste es que los ciudadanos hemos pasado de la indignación
a la resignación por la no dimisión de numerosos políticos que aún imputados no
dejan su cargo ni sus propios partidos les obligan a hacerlo.
Cuando ahora mismo en otro país sus ciudadanos aplaudirían
la decisión de Pedro Sánchez aquí se está barajando otro tipo de teorías
conspiratorias y no la buena voluntad del hacer dimitir a alguien por su mala
gestión. El motivo de la dimisión de Tomás Gómez viene causada porque cuando
era alcalde Parla se sobredimensionó el presupuesto para la construcción del
tranvía y aquí no se está diciendo si el señor Gómez es culpable o inocente (ya
lo dirán los Jueces) sino que por el mero hecho de que si él era el máximo
responsable de esta obra y supuestamente se ha hecho mal lo mínimo que tendría
que haber hecho es dimitir él de motu proprio y no forzado.
Pero claro aquí en España nos parece normal la no dimisión
ante casos muy graves de corrupción. Los políticos se agarran a su sillón y
nadie dimite ni deja el cargo ni nada parecido.
Por otro lado está el “doble rasero” que es cuando los de
enfrente están implicados en casos de corrupción los otros les dan lecciones de
ética y les piden dimitir. Pero cuando a estos últimos se les implica en casos
del mismo calibre utilizan las mismas excusas que los otros. Excusas como “yo
no sabía nada” o “es una campaña en contra mi persona”. Casos recientes son los
de Tania Sánchez (hasta hace 15 días era la candidata de IU a la Comunidad de
Madrid) y que siendo concejala del municipio de Rivas (Madrid) su hermano
recibió subvenciones millonarias para su negocio. Pero claro su respuesta es
hacer un “Ana Mato” o “Infanta Cristina”, es decir, “yo no sabía nada”. Ahora
Tania Sánchez deja su formación de IU y formará un nuevo partido político (es
otra forma de dimitir). Otro caso el de Juan Carlos Monedero, número tres de
PODEMOS, que por lo visto no sabía que tenía que declarar a Hacienda parte del
dinero de sus negocios. Pero claro, en cuanto se enteró lo devolvió, pero no
sale a la palestra para decir lo que ha pasado. Resumiendo que actúan igual que
el PSOE y PP antes sus casos presuntos de corrupción. Y a mí sólo me queda
decir que ¿No hay nadie metido en política que actúe de manera ética? Para una
vez que alguien dimite aunque sea de manera forzada, también se critica. El
mundo al revés.