Si tuviera que pedir algo para el
próximo año, sería menos demagogia por parte de los políticos y más hechos que
solucionen nuestros problemas. Este año ha sido bastante frustrante para mucha
gente por promesas incumplidas por los líderes políticos de las distintas
siglas. Han generado una sensación a todo el mundo que el votar no sirve de
nada ya que lo prometido que parecía un sueño se ha convertido en una pesadilla que no ha
hecho más que atascar las ilusiones de la gente.
Parece que los ciudadanos estamos
en arenas movedizas en las cuales cualquier pequeño movimiento nos hunde cada
vez más y los que nos deberían ayudar están más pendientes de mirar a otro
lado, eso sí prometiendo que nos van a ayudar a salir pero esta ayuda no llega.
El problema es que esta frustración
se está convirtiendo en crónica ya que no aprendemos del error (yo el primero) puesto
que nos dejamos embaucar por nuevas promesas que luego no se van a cumplir.
Para evitar esta desilusión, deberíamos de empezar de cero y preocuparnos de
las cosas importantes que pasan a nuestro alrededor puesto que son estas las
que realmente hacen que nuestros sueños se cumplan. Estamos rodeados de cosas
pequeñas y aparentemente insignificantes que son la esencia de nuestra
felicidad. Deberíamos centrarnos en los amigos que tengamos, en nuestra
familia, en compartir un diálogo con gente que apreciamos, en dar un paseo solo
o acompañado, en guardar los besos de la gente que nos quiere, en la sonrisa de
nuestros hijos cuando nos dicen te quiero, etc.
Todas estas cosas, no son
demagogia barata son hechos que nos hacen fuertes y libres de la inoperancia de
los políticos que piensan mucho más en sus intereses que en nuestros. No les importa
un bledo el desilusionar a personas que en principio confiaron en ellos como
los agente solucionadores de sus problemas.
Centrémonos en las cosas pequeñas
que forman parte de nuestra vida cotidiana y que realmente son las que harán cumplir
nuestros verdaderos sueños para el nuevo años que estamos a punto de comenzar.