sábado, 31 de diciembre de 2016

Nada de demagogia



Si tuviera que pedir algo para el próximo año, sería menos demagogia por parte de los políticos y más hechos que solucionen nuestros problemas. Este año ha sido bastante frustrante para mucha gente por promesas incumplidas por los líderes políticos de las distintas siglas. Han generado una sensación a todo el mundo que el votar no sirve de nada ya que lo prometido que parecía un sueño  se ha convertido en una pesadilla que no ha hecho más que atascar las ilusiones de la gente.
Parece que los ciudadanos estamos en arenas movedizas en las cuales cualquier pequeño movimiento nos hunde cada vez más y los que nos deberían ayudar están más pendientes de mirar a otro lado, eso sí prometiendo que nos van a ayudar a salir pero esta ayuda no llega.
El problema es que esta frustración se está convirtiendo en crónica ya que no aprendemos del error (yo el primero) puesto que nos dejamos embaucar por nuevas promesas que luego no se van a cumplir. Para evitar esta desilusión, deberíamos de empezar de cero y preocuparnos de las cosas importantes que pasan a nuestro alrededor puesto que son estas las que realmente hacen que nuestros sueños se cumplan. Estamos rodeados de cosas pequeñas y aparentemente insignificantes que son la esencia de nuestra felicidad. Deberíamos centrarnos en los amigos que tengamos, en nuestra familia, en compartir un diálogo con gente que apreciamos, en dar un paseo solo o acompañado, en guardar los besos de la gente que nos quiere, en la sonrisa de nuestros hijos cuando nos dicen te quiero, etc.
Todas estas cosas, no son demagogia barata son hechos que nos hacen fuertes y libres de la inoperancia de los políticos que piensan mucho más en sus intereses que en nuestros. No les importa un bledo el desilusionar a personas que en principio confiaron en ellos como los agente solucionadores de sus problemas.
Centrémonos en las cosas pequeñas que forman parte de nuestra vida cotidiana y que realmente son las que harán cumplir nuestros verdaderos sueños para el nuevo años que estamos a punto de comenzar.

martes, 6 de diciembre de 2016

Tempestad



En el horizonte más cercano tenemos el ocaso del año 2016 y para a los que muchos puede haber sido un año sin casi ningún sinsabor e incidente y lleno de alegrías,  no nos puede hacer zozobrar en el olvido de los que no han tenido un año tan tranquilo.
Hay mucha gente que por las circunstancias que sean están inmensas en una situación tempestiva que les ciega de ver la salida a un túnel  en el que muchas veces no han entrado voluntariamente y le está consumiendo por dentro. Es obvio que cuando se está en plena tempestad lo primero que se nos pasa por la cabeza es intentar sobrevivir aunque poco a poco nuestras fuerzas van aflojando y un pensamiento de rendición nos sobreviene e indudablemente el dolor por la derrota es más fuerte que la situación en sí.
En particular no me siento nada a gusto nadando en la superficialidad en la que a veces nos obligan a estar y es importante mantener nuestros principios éticos intactos para salir a flote de tal situación. No me gusta para nada el olvidarnos de las tempestades en las que mucha gente está y menos me gusta que se mire al otro lado dejando a la deriva a los que más sufren. Tenemos que pedir siempre justicia  a todos los poderes para que no se enreden en la superficialidad más absoluta y se interesen por sacar de la tormenta a la gente que más lo necesita. No necesitamos demagogias y peleas para ver quién sale el primero en la foto de los titulares encabezando los titulares.
Tenemos un momento muy especial que es la Navidad para desear concordia y ser fuertes y mirar a la cara a los problemas que realmente nos impiden avanzar para poder cultivar nuestra alma y ser sensibles y empáticos al dolor y no a las tonterías que nos atontan todos los días. Tenemos que tener Fe en nosotros mismos para poder contagiar a los demás y no olvidarnos de los Sinnombre que día a día pelean por salir adelante. No hagamos héroes a los que no se lo merecen y no nos olvidemos de los verdaderos protagonistas de nuestras historias vitales.

“Tempestad”
Atado estoy, inmóvil y en medio de la peor tormenta.
Por fin, llegan las aves liberadoras de este mal que me atormenta.
Nado y nado, los músculos se rompen pero las ganas pueden más.
El oleaje me está arrancando la piel y a pesar de ello me siento más libre que antes.
Sé que aunque el dolor es inmenso ahora, lo que vendrá luego será mejor.
Empiezo a ver luz y sé que allí me espera alguien como yo.
(Verdad Sencilla)