domingo, 5 de marzo de 2017

Empatía



Nos están acostumbrando poco a poco en que lo importante es competir y ganar a toda costa sin importarnos nada cómo queda el que tenemos enfrente. Se nos está bombardeando constantemente en que lo importante es ganar e imponer nuestro criterio muchas veces sin una base sólida, o bien, con una falta de información que nos hace ponernos por encima del otro sin ver el otro lado del planteamiento.
Además estamos cayendo en la opinión de que una persona con una capacidad intelectual alta es la que tiene que primar en  nuestra sociedad olvidando por completo la sensibilidad de cómo aplicar nuestros conocimientos. Nos estamos enfrascando en una pelea liderada sólo por creer que tenemos la verdad absoluta perdiéndonos la pasión por conocer otros lados de la verdad que abrirían nuestra sensibilidad hacia lo que aparentemente es opuesto.
No están enterrando nuestra inteligencia emocional con la que podríamos abrir la misma puerta con distintas llaves pero todas ellas igual de válidas para poder entrar en el conocimiento diverso y no único. Empezamos a separarnos del mundo de la sensibilidad en el momento que mostramos nuestro punto de vista sin tener en cuenta otros.
Esto se ve cada vez más en el mundo en el que vivimos cuando no sólo no nos conformamos con huir de una realidad sino que también soltamos insultos por nuestra boca e intentamos que nuestras palabras calen en otros para que aíslen a los más débiles. Está presente el mensaje barato carente de mensaje (valga la redundancia) con el fin de que nos sigan personajes tristes y amargados como nosotros. Es obvio, que la gente que está a disgusto de su vida intenta llenar de amargura nuestros corazones ya que la pasión de estas personas es amargarnos y que a su vez nosotros hagamos la vida imposible a otros.
Si no queremos que el mundo se convierta en unos que persiguen a otros porque piensan de manera diferente, tendremos que ser educados desde que nacemos en la empatía, es decir, ser personas inteligentes emocionalmente y que apliquemos nuestros conocimientos para pensar en el otro y meternos en su piel para evitar generar víctimas que no son ni más ni menos que nosotros. Tenemos que empezar a concienciarnos de que aunque el de enfrente sea distinto a mí no es negativo sino que tienen puntos de vista distintos a los míos y empezar un diálogo no para decir que tengo razón sino para ver que podernos reírnos juntos de muchas cosas que tenemos en común.
Tenemos que llenarnos de coraje para sacar lo mejor de nosotros mismos para entender al otro y no ocultarnos detrás de consignas y mensajes que agreden la diversidad de opinión y de elección de un estilo de vida.
Pero en fin parece que vivimos en el mundo del revés se persigue a los débiles y se permite que seres carentes de emociones impongan su criterio y nos inoculen la amargura de sus vidas.