Vivimos un tiempo en el que la
exageración predomina sobre todo lo demás. Hemos ido matando poco a poco la
sencillez para quedarnos con la pose y la manipulación de nosotros mismos y
convertirnos en un esbozo de lo que éramos.
Las redes sociales juegan un
papel muy importante en todo esto porque lo que menos importa ya es estar
informado de cosas que ocurren en cualquier parte del mundo o bien para estar
al día de cualquier movimiento cultural. Hemos profanado las redes sociales y
lo que hacemos es transformarnos en otra persona y como autómatas ponemos mensajes
sin pensar que se sitúan muy lejos de la realidad y que en muchas ocasiones lo adornamos
con fotos con poses forzadas y nos quedamos tan a gusto. Perdemos nuestra
sencillez y la suplimos por el ridículo que produce todo lo que subimos a la
red. Nos olvidamos del freno que deberíamos tener a la hora de hacer algún
comentario y sobrepasamos muchas veces la corrección y la educación y avanzamos
hacia la provocación fácil.
Algo parecido sucede con la clase
política que se comportan como verdaderos adolescentes a la hora de utilizar
las redes y las cámaras de televisión. Suben mensajes provocadores en el mejor
de los casos, información muchas veces falsa vacía de contenido y con la única
intención de ganar votos engañando a los pobres infelices que no son capaces de
cruzar informaciones para ver qué hay de cierto.
Los políticos de hoy parte de ser
unos infantiles, son unos exagerados e intentan que todo aquel que no les siga
en esa exageración no están con su país y quieren destruir el estado
democrático.
Llevamos varios años en los que
solo se habla de un tema, Cataluña y de la chiquillada irresponsable de unos
irresponsables que convocaron dos referéndums ilegales. Pero igual de
irresponsable es que ciertos políticos opinen de sí los jueces que llevan este
caso lo están haciendo bien o no. ¿A caso no tenemos independencia de poderes?
Esos exagerados con lo de Cataluña
minimizan o simplemente eluden el hablar de los millones de euros que políticos
de sus filas se han llevado vivo fuera de España. El tapar esto es muy grave
pero que nadie se inmute por ello nos indica que todavía nos queda mucho para
tener una democracia avanzada y saludable.
Esos mismos que nos dicen que
España se rompe, no les importa posar con individuos que ponen en cuestión los
casos de violencia de género, que intentan enfrentar a los ciudadanos con los
inmigrantes que llegan a nuestro país para poder tener una oportunidad y que
solo hablan de lo que nos han robado unos y no los otros.
Estamos en una situación límite
puesto que siempre detrás de una exageración hay muchas mentiras que por
desgracia mucha gente se las cree y se está convirtiendo en un hervidero que en
cualquier momento va a estallar y se va a hablar de lo que unos pocos interesados
quieren que se hable y no de los verdaderos problemas que la gente necesita
resolver.
Una de las últimas exageraciones
ha sido el no ponerse de acuerdo para aprobar unos presupuestos que por cierto
se nutren del dinero que pagamos todos y que estos reyes de la pose se han encargado
de vetar por intereses propios. Porque se puede entender que son unos
presupuestos malos pero nosotros pagamos a nuestros políticos para que lleguen
a acuerdos y mejoren nuestras vidas y una forma es aprobando unos presupuestos
que tienen que llegar a los más desfavorecidos, primero, y al resto después.
Mucho me temo que nos espera una
época en el que la exageración en la política va a primar sobre la sensatez y
eso es muy peligroso porque el vacío al que nos van a precipitar va a ser
insalvable por desgracia para los mismos de siempre.