domingo, 29 de marzo de 2015

Vacío emocional



Es evidente que si somos lo que somos y actuamos como actuamos es por culpa de las circunstancias que nos han rodeado desde el momento que nacemos.
Está claro que una sociedad es más fuerte y más equilibrada si los individuos que la conforman son estables y han recibido un impulso y apoyo emocional en su entorno más cercano (familia) y a una edad muy temprana.
Es un hecho que la familia en los últimos 30 años ha cambiado y ya no predomina sólo un tipo de organización familiar pero aquí no está el fracaso de si los hijos de una familia, sea del tipo que sea, vayan a sufrir unas secuelas irreparables para toda su vida (cosa que algunos intentar hacernos ver).
En los últimos años, está aumentando el número de niños que desde una edad muy temprana no tienen la atención de sus padres y no me estoy refiriendo a lo más básico porque en muchas ocasiones nuestros hijos tienen muchísimo más delo que nosotros teníamos. Me refiero a que los padres tienden a dejar en manos de otros la atención emocional y estos niños son criados por desconocidos y pasan prácticamente la mayor parte del día con personas que no deberían ser su referencia para que más adelante tengan una estabilidad emocional adecuada.
Todos estamos de acuerdo en el rechazo absoluto a cualquier tipo de violencia física o verbal sobre los menores y a todos nos produce un dolor profundo cuando oímos noticias en las cuales menores han sufrido cualquier tipo de abuso por parte de sus progenitores.
Pero igual que digo esto es bastante lamentable que no cataloguemos de abuso el que sufren cada vez más niños por parte de sus padres, que por un lado les dan todo lo que quieren, pero por otro les quitan lo más importante que deberían tener que es el tiempo y cariño de sus padres. Es cierto, que cada vez más, los padres meten a sus hijos en infinidad de actividades extraescolares lo que primero les impide jugar y segundo les quita tiempo para estar con sus padres. Esto es muy grave ya que estos niños se acostumbran a ver a sus padres como a alguien que les pagan todo lo que quieren pero que no están cubriendo ese vacío emocional que les va destrozando por dentro y que más adelante puede causarles mucho daño.
Estos niños al pasar tantas horas sin sus padres y sin vivir con ellos cosas cotidianas como charlar sobre cualquier cosa, de que sus padres se den cuenta de si les pasa algo, terminan con un grado de frustración muy alto que provoca en ellos una infelicidad nada propia de su edad.
Cuando llega la adolescencia en muchos casos esto explota y tenemos jóvenes que se juntan con otros jóvenes que tienen un factor común, el vacío emocional, y tratan de hacerse compañía y utilizar por ejemplo la violencia (muchas veces multiplicada por el consumo de alcohol y drogas) sobre otros sin saber muy bien por qué tienen esa actitud violenta y poco a poco se van sintiendo cada vez peor pero no pueden parar esta conducta violenta y les frustra por cada vez son más infelices.
Por otro lado puede pasar que estos adolescentes no sean violentos pero les cueste integrarse con gente de su misma edad y acaben terminado con una sensación de incomprensión sin motivo alguno pero muy frustrante para ellos.
Tanto unos como otros tienen unos padres desbordados que buscan ayuda y echan la culpa a todo el que si mueve sin ver que lo verdaderos culpables fueron ello cuando decidieron abandonar a sus hijos sin darles su tiempo.
Todos estos jóvenes cuando llegan a la adultez suelen ser gente insegura muy fácil de frustrarse, algunos de ellos con problemas serios, y en definitiva dentro de una sociedad la cual perciben como poco útil parar que les resuelva sus problemas.
Y todo ello por unos padres irresponsables que un día decidieron tener hijos sin tener en cuenta lo más importante que es el lado emocional. Que a un hijo hay que educarle estando con él y esto se puede hacer desde algo tan insignificante como cuando son bebés, vestirles, darles de comer, bañarles. Cuando son niños, haciendo la tarea con ellos, salir a pasear, ver una peli, verles crecer, reñirles cuando hacen las cosas mal, darles un beso cuando hacen las cosas bien. Cuando son adolescentes, entenderles, hablar, ser firme cuando la situación lo requiera. Y así de esta manera tan sencilla serán unos adultos equilibrados y muy útiles para la sociedad.
Claro para todo esto se necesita algo muy simple: TIEMPO. Por lo que si esto no lo tienes claro, mejor que no tengas hijos, es mejor que te compres un móvil de última generación y si te cansas de él no pasa nada, lo guardas en un cajón que este no sufrirá.

sábado, 7 de marzo de 2015

Aprendizaje Cooperativo en el aula



Durante los últimos 25 años hemos sufrido varios cambios en las leyes educativas y lo más triste es en ninguna de ellas ha habido un consenso unánime para llevarlas a cabo. No hemos terminado de ver los logros y los fracasos de la LOE y ya tenemos la LOMCE. Tanto una como otra ley fueron los caprichos del PSOE en la primera y del PP en la segunda.
No voy a entrar en la falta de compromiso de estado por parte de los dos partidos que nos han gobernado en lo concerniente a la educación, sino en la falta de miras de nuestros políticos a la hora de adaptar las leyes educativas a la sociedad cambiante y simplemente han hecho los cambios oportunos sin analizar realmente cuáles son los problemas que tienen los educadores con sus alumnos a la hora de llegar a una formación integral.
No concibo la escuela de hoy como en la que todos fuimos educados en la cual predominaba el trabajo individual, clases organizadas con los pupitres mirando al encerado, pupitres colocados de forma individual y como mucho de dos en dos en el que el protagonista era sólo el profesor y los alumnos escuchaban o no sin tener en cuenta otros factores como la asimilación de contenidos, la atención a la diversidad. Está claro que este sistema lleva perdurando en el tiempo y es incomprensible que en la era digital en la que estamos inmersos todavía nos encontremos en muchos centros aulas iguales en aspecto que hace 30 años y profesores que siguen utilizando la misma metodología año tras año que es “yo sé, tú no sabes”, o bien, “yo hablo, tú me escuchas”.
Frente a este método arcaico hay colegios que basan el aprendizaje de sus alumnos en la metodología del Aprendizaje Cooperativo. En primer lugar, esta metodología desmorona el aspecto físico de las aulas ya que los alumnos están en grupos de 3 ó 4 y cada uno de ellos tiene una función, uno es el que coordina, otro es el secretario, otro el supervisor y  el último el portavoz. Estos roles van rotando cada cierto tiempo y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Esto que parece un simpleza, es muy importante puesto que el profesor ya no es el que coordina, supervisa y controla sino que más bien es el líder de la clase que delega en sus alumnos la forma en la que quiere que aprendan que es de manera cooperativa.
El aprendizaje cooperativo marca un antes y un después también en las relaciones de clase ya que antes el alumno que quería aprender aprendía y el que no quería se descolgaba, con el aprendizaje cooperativo el alumno que más sabe ayuda y explica al que menos sabe por lo que ya no se aburre porque ha terminado la tarea. Y el que va más lento se siente arropado por su grupo para que termine su tarea y la entienda.
Hay otro factor importante que es que los alumnos al estar en grupo con funciones distintas tienen que verbalizar a sus compañeros todas las instrucciones, también tienen que resolver los problemas cotidianos del día a día, esto les va a hacer crecer en madurez y van a ir teniendo una gran rapidez a la hora de resolver sus conflictos no sólo conceptuales sino de otro tipo.
No quiero tampoco olvidarme de las Asambleas cooperativas que no son otra cosa que los alumnos proponen  un tema a tratar que previamente han votado para que sea llevado a la asamblea para que luego en esta propongan las soluciones a dicho problema. Ellos serán los responsables de que esas soluciones se lleven a cabo además de revisarlas.
Hay que valorar el riesgo que han tomado todos estos colegios que han decidido pasar a la metodología cooperativa, ya que en una época en la cual la educación tiene cada más recortes,  el encontrar un claustro de profesores que acceda a introducir en sus clases esta metodología tiene su mérito. Mentiría si dijera que esto es un camino de rosas, no lo es. Es muy duro el cambio pero cuando ves a tus alumnos cómo aprenden y además verbalizan sus problemas y el profesor deja de ser el que habla y pasa a ser un mediador creo que merece la pena el cambio.
Claro está que las nuevas tecnologías son un ingrediente estupendo para ir enseñando a los alumnos cómo se pueden utilizar en el aula aplicaciones informáticas para trabajar de manera cooperativa y terminar un proyecto o entregar el trabajo que el profesor considere oportuno.
Para terminar, a ver si los políticos en vez de pelearse por cómo se debe llamar una asignatura y si los libros son de esta manera o de la otra, se pararan a hablar de metodología y no de fachada otro gallo nos cantaría. O es que nadie se da cuenta que cambiamos de ley educativa como el que se cambia ropa pero seguimos con una metodología que ya nuestros abuelos sufrieron en sus carnes. Seamos valientes y trabajemos de manera COOPERATIVA.