Durante los últimos 25 años hemos
sufrido varios cambios en las leyes educativas y lo más triste es en ninguna de
ellas ha habido un consenso unánime para llevarlas a cabo. No hemos terminado
de ver los logros y los fracasos de la LOE y ya tenemos la LOMCE. Tanto una
como otra ley fueron los caprichos del PSOE en la primera y del PP en la
segunda.
No voy a entrar en la falta de
compromiso de estado por parte de los dos partidos que nos han gobernado en lo
concerniente a la educación, sino en la falta de miras de nuestros políticos a
la hora de adaptar las leyes educativas a la sociedad cambiante y simplemente
han hecho los cambios oportunos sin analizar realmente cuáles son los problemas
que tienen los educadores con sus alumnos a la hora de llegar a una formación integral.
No concibo la escuela de hoy como
en la que todos fuimos educados en la cual predominaba el trabajo individual, clases
organizadas con los pupitres mirando al encerado, pupitres colocados de forma
individual y como mucho de dos en dos en el que el protagonista era sólo el
profesor y los alumnos escuchaban o no sin tener en cuenta otros factores como
la asimilación de contenidos, la atención a la diversidad. Está claro que este
sistema lleva perdurando en el tiempo y es incomprensible que en la era digital
en la que estamos inmersos todavía nos encontremos en muchos centros aulas
iguales en aspecto que hace 30 años y profesores que siguen utilizando la misma
metodología año tras año que es “yo sé, tú no sabes”, o bien, “yo hablo, tú me
escuchas”.
Frente a este método arcaico hay
colegios que basan el aprendizaje de sus alumnos en la metodología del Aprendizaje Cooperativo. En primer
lugar, esta metodología desmorona el aspecto físico de las aulas ya que los
alumnos están en grupos de 3 ó 4 y cada uno de ellos tiene una función, uno es
el que coordina, otro es el secretario, otro el supervisor y el último el portavoz. Estos roles van rotando
cada cierto tiempo y cada uno sabe lo que tiene que hacer. Esto que parece un
simpleza, es muy importante puesto que el profesor ya no es el que coordina,
supervisa y controla sino que más bien es el líder de la clase que delega en
sus alumnos la forma en la que quiere que aprendan que es de manera
cooperativa.
El aprendizaje cooperativo marca
un antes y un después también en las relaciones de clase ya que antes el alumno
que quería aprender aprendía y el que no quería se descolgaba, con el
aprendizaje cooperativo el alumno que más sabe ayuda y explica al que menos
sabe por lo que ya no se aburre porque ha terminado la tarea. Y el que va más
lento se siente arropado por su grupo para que termine su tarea y la entienda.
Hay otro factor importante que es
que los alumnos al estar en grupo con funciones distintas tienen que verbalizar
a sus compañeros todas las instrucciones, también tienen que resolver los
problemas cotidianos del día a día, esto les va a hacer crecer en madurez y van
a ir teniendo una gran rapidez a la hora de resolver sus conflictos no sólo
conceptuales sino de otro tipo.
No quiero tampoco olvidarme de
las Asambleas cooperativas que no son otra cosa que los alumnos proponen un tema a tratar que previamente han votado
para que sea llevado a la asamblea para que luego en esta propongan las
soluciones a dicho problema. Ellos serán los responsables de que esas soluciones
se lleven a cabo además de revisarlas.
Hay que valorar el riesgo que han
tomado todos estos colegios que han decidido pasar a la metodología
cooperativa, ya que en una época en la cual la educación tiene cada más
recortes, el encontrar un claustro de
profesores que acceda a introducir en sus clases esta metodología tiene su
mérito. Mentiría si dijera que esto es un camino de rosas, no lo es. Es muy
duro el cambio pero cuando ves a tus alumnos cómo aprenden y además verbalizan
sus problemas y el profesor deja de ser el que habla y pasa a ser un mediador
creo que merece la pena el cambio.
Claro está que las nuevas
tecnologías son un ingrediente estupendo para ir enseñando a los alumnos cómo
se pueden utilizar en el aula aplicaciones informáticas para trabajar de manera
cooperativa y terminar un proyecto o entregar el trabajo que el profesor
considere oportuno.
Para terminar, a ver si los
políticos en vez de pelearse por cómo se debe llamar una asignatura y si los
libros son de esta manera o de la otra, se pararan a hablar de metodología y no
de fachada otro gallo nos cantaría. O es que nadie se da cuenta que cambiamos
de ley educativa como el que se cambia ropa pero seguimos con una metodología
que ya nuestros abuelos sufrieron en sus carnes. Seamos valientes y trabajemos
de manera COOPERATIVA.
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