Lo que está ocurriendo en los últimos 7 meses dentro de la clase
política es el esperpento absoluto por todas las contradicciones a las que
están cayendo constantemente. Hoy dicen una cosa, mañana otra totalmente
distinta y pasado mañana ya veremos. Esto lo único que muestra es una falta de
criterio, seriedad y entereza.
La
última ha sido ayer mismo en la votación a la presidencia del congreso la cual
ha ganado la
candidata
del PP Ana Pastor gracias a los votos de Ciudadanos y parece ser que a los
votos de
partidos nacionalistas
partidarios de la Independencia de España.
Ahora el PP ha cambiado de opinión y lo que antes eran
líneas rojas y prohibía a otros partidos incluso hablar con partidos catalanes
y vascos para conformar un gobierno, ahora el PP no es que no le parezca mal
sino que pactan con ellos a saber qué con tal de controlar el congreso y llegar
a la presidencia.
Esto me recuerda al Aznar que pasó de odiar todo lo
relacionado con Cataluña a afirmar que hablaba catalán en su intimidad.
El PP históricamente siempre ha tenido la manía de que
cuando a otros les toca formar gobierno, utilizan los medios de comunicación
para calumniar con el fin de que no salga ese posible gobierno. Pero cuando les
toca a ellos conformar gobierno todo vale y afirman que lo hacen por el bien de
España. Claro que eso es lo que han hecho con su corrupción tapándolo todo o
intentar hacer ver que son casos puntuales.
Todavía no he visto a ningún medio de comunicación, que
criticó al PSOE porque quería dialogar con los nacionalistas un pacto para poder
gobernar (lo cual se ha probado que no ha sido así), salir a la palestra para
decir al señor Rajoy qué hace negociando con los que quieren romper España. Es
obvio que algunos están exagerando las cosas cuando no quieren tomar la iniciativa
de formar gobierno y cuando lo tienen que hacer parece que todo cambia.
Es igual que cuando el PP decía en la oposición que la crisis
era severa y por culpa del gobierno de turno pero cuando entraron a gobernar en
el 2011 parece que la crisis ya no lo era y que el número de parados ya no
existía.
Pues bien, mucho me temo que nos vamos a tener que
acostumbrar a este tipo de contradicciones dialécticas que describen la mentira
que envuelve la política.