Poco a poco estamos llegando a un
destino de difícil retorno y que puede cambiar muchas de las estructuras que
hasta día de hoy eran fundamentales para mantener vivos valores tan imprescindibles para diferenciar una
sociedad equilibrada frente a otra destructiva y con poco interés por avanzar y
mejorar.
Un nuevo capítulo de esta
situación es todo lo que estamos viviendo en estos casi 2 años con la pandemia.
Es verdad, que una inmensa mayoría ha estado concienciada con este tema y no
solo hablo de los sanitarios sino el resto de ciudadanos que han estado
intentando hacer mejorar esta situación desde el contexto que les toca.
Pero también es verdad que una
parte de nuestra sociedad no ha colaborado y solo han pensado en ellos mismos y
con tal de satisfacer sus necesidades no han cumplido las normas básicas de
civismo que una sociedad en democracia debiera cumplir.
Me voy a centrar en la vacunación.
Una persona con un mínimo de conciencia social y empatía no duda en ponerse las
dosis que hagan falta. Pero cuando un sector de la sociedad cada vez más amplia
ha sido educado en la inmediatez, en conseguir las cosas sin esfuerzo, en no pensar en los demás sino en solo en ti es cuando
surgen movimientos como los antivacunas que se creen lo primero que ven en las
redes sin filtrar la información. Esto ocurre porque cada vez más estamos
cayendo en el error de educar a nuestros hijos desde una manera relajada y creemos
que queremos más a los menores por consentirles todo y esto conlleva una
actitud de todo vale y de darles la razón de todo aunque no la tengan. El
resultado es una juventud entre 20-35 años muy centrada en sus necesidades básicas
y no pensar en nada más. Hasta ha habido campañas de vacunación que para animar
a la gente a vacunarse se hacían regalos. Esta cultura de te regalo algo para
que no me molestes (¿Os suena?). La ley del NO esfuerzo en la que llevamos
sumergidos y poco a poco lo vamos a ir pagando.
Ante esta situación, el sistema
educativo en vez de reforzarse y seguir educando en valores cada vez más está
cediendo a estas presiones de que aunque no te esfuerces tendrás el premio
igual porque claro cómo se va a discriminar a alguien. Ante esta situación, nuestra
sociedad será cada vez menos competitiva ante los verdaderos retos que habrá
que afrontar. Y a competitiva me refiero a bien preparada, competente, personas
con una buena educación, con valores bien asentados que son los que te hacen
pensar primero en los demás y luego en ti.
A esta parte de la sociedad nada
les importa el trabajo que están haciendo los científicos por salvar vidas
creando vacunas, para ellos lo más importante es ir de fiesta y satisfacer tus
necesidades. Es obvio que los científicos deberían ser los mejores pagados ya
que se dedican a salvar vidas, la vida lo más importante que tenemos y que
algunos no saben valorarlo.
En fin, creo que nuestros abuelos
se volverían locos si vieran lo que estamos haciendo, ellos que con menos y en
situaciones mucho más complicadas supieron saborear la vida con menos
comodidades pero poniendo mucho esfuerzo para dejarnos un mundo mejor.
Raúl, estoy totalmente de acuerdo con tus palabras. Sobre todo con el hecho de que falta espíritu de sacrificio, de empatíay de valores. Por eso, esta sociedad es tan corrupta y poco fiable. En fin, no tenemos solución. Salut
ResponderEliminarEs la fotografia de una realidad que de no cambiar, cosa que dudo, esta juventud lo va a pasar mal. Has dado en el clavo. Emi
ResponderEliminar👋👋👋👋
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