El miedo es un arma bastante
eficaz ya que paraliza a las personas, las bloquea y les hace actuar y tomar
decisiones de manera irreflexiva. En algunas ocasiones el miedo surge de manera
interna por sucesos que ocurren alrededor y somos nosotros los que alimentamos
ese miedo que nos hace inseguros y nada dueños de nuestras decisiones.
Otras veces ese miedo viene producido
por agentes externos, es decir, nosotros estamos relativamente tranquilos y
alguien utiliza el miedo para hacer cambiar nuestras rutinas y comportamientos.
Este miedo es peor que el interno ya que es más descontrolado y afecta a un
mayor número de personas lo cual puede producir cierta sensación de esquizofrenia
colectiva que favorece los intereses de ciertos individuos.
Es cierto que este tipo de miedo siempre
ha existido, pero en la actualidad se difunde más rápidamente debido las nuevas
tecnologías y más en con concreto por las redes sociales.
Estamos viviendo una continua
exageración que en muchos casos se convierte en mentiras que nos arrojan a
diario a través de estos medios que provocan estrés y cambios de comportamiento
en la gente y nos hace perder nuestra libertad de decidir con conciencia qué es
lo que quiero hacer y aportar a este mundo.
Hoy en día los medios de
comunicación son el principal foco de expansión de la inmensa mayoría de los
bulos que corren por nuestra sociedad. Llenan programas poniendo en cuestión
todo sin centrarse en dos preguntas importantes a la hora de dar una noticia el
“por qué” y el “para qué”. No nos hacen reflexionar sobre por qué ocurren las
cosas y el para qué se hace. Solo se centran en crear un ambiente apocalíptico
y caótico de lo que va a pasar para mantenernos en vilo y luego nosotros, todo
eso que aprendemos en estos medios de comunicación lo comentamos en nuestro trabajo,
barrio, bar, casa… y nos genera una obsesión que nos hace cambiar nuestra forma
de ser y lo más importante nos limita tener una opinión crítica de lo que
sucede a nuestro alrededor. Un ejemplo claro ha sido la forma en la que se nos
ha informado de la pandemia. Se han llenado programas durante dos años en la mayoría
de los cuales no estaban invitados científicos expertos en el tema sino pseudoperiodistas
que les permiten decir cualquier tipo de información no contrastada con tal de tener
audiencia. Otro ejemplo más reciente es la del ahorro energético. Estos mismos pseudoperiodistas
discuten horas y horas de las futuras consecuencias de apagar, por ejemplo, las
luces de los escaparates antes de que esta ley empiece a funcionar y ver qué efectos
tiene en la sociedad.
Lo peligroso de todos esto es la utilización
del miedo para tener un alto nivel de audiencia y este miedo se convierte en
una paranoia que a mucha gente les produce intranquilidad y lo más importante pérdida
de libertad de actuación y conciencia social y crítica.
En los últimos 15 años más o
menos se está intentando eliminar el hábito de la lectura entre la gente,
especialmente la más joven, lo cual está haciendo que la gente cada vez piense
menos y sepa menos y solo se interese por comprar el móvil de última generación
de la marca X y esto trae unas consecuencias muy serias, entre ellas, que se
pierda el pensamiento crítico que conlleva la lectura de diversas fuentes para
poder tener un punto de vista más rico. Claro, esto conlleva saber un poco más
de historia, saber qué es lo que ocurrió en el pasado para no volver a cometer
los mismos errores. Aparte de historia un poco más de filosofía para ahondar en
el pensamiento crítico o un poco más de música para formar personas sensibles a
lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Es una casualidad que Historia, Filosofía y
Música cada vez tengan menos relevancia en el sistema educativo? Pues bien, si
esto sigue así el miedo no tendrá piedad con nosotros.
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