miércoles, 19 de julio de 2023

El voto es sagrado

Desde que el Presidente del Gobierno anunció la convocatoria de elecciones generales para el domingo 23 de julio se ha activado en muchas tertulias televisivas cierto nerviosismo por la supuesta baja participación (cosa que solo ellos saben), hasta se ha afirmado que ha habido “mala fe” por haberlas convocado en estas fechas (dando por hecho que todo el mundo siente ese parecer). Otro de los argumentos en contra de esta fecha es el de las altas temperaturas del mes de julio y que según estos tertulianos va a impedir que la gente vaya a votar y sigo insistiendo según estos tertulianos. Llevamos varios años con una tendencia en auge que es que ciertos periodistas (o eso dicen que son) convierten su opinión en una máxima general diciendo cosas como “Los españoles piensan…”, “Todos creemos…”, “España se opone…” etc. Este tipo de frases introductorias para argumentar, dice mucho del que las expresa ya que tiene una visión de que todo el mundo pensamos igual y muestra muy poca empatía por la diversidad. Es algo así como “o piensas como yo o estás en contra mía”. Como digo, esta tendencia se está generalizando y creo que hay cierto nerviosismo por ciertas personas porque haya un cambio de tendencia política lo cual es respetable y digno, pero lo que no lo es, es que para intentar convencer se generalice una idea como que todo el mundo piensa igual porque normalmente cuando se hace eso se falta a la verdad en muchas ocasiones.

No es justo decir que una convocatoria electoral no me viene bien ya que habrá gente que así lo piense, pero otros no. Yo creo que estos tertuliano debieran enseñar a sus audiencias los años que costó poder tener el derecho de votar y expresar tus ideas libremente (concretamente 40 años). Lo que hay que sensibilizar a la gente es que muchos ciudadanos hace unos años lucharon y algunos perdieron su libertad y en el peor de los casos su vida por pedir algo tan básico como el voto, elegir democráticamente a las personas que quieres que te representen.

Por último, este tipo de tertulianos también ponen en entredicho que en democracia el que gana es el que tiene más votos y eso no es así en nuestro sistema electoral ya que es el que suma 176 votos a favor en el congreso. Lo que tendrían que analizar es por qué a algunos les cuenta llegar a ese número, pero este sería otro debate.

jueves, 11 de agosto de 2022

Miedo y ruido

 

El miedo es un arma bastante eficaz ya que paraliza a las personas, las bloquea y les hace actuar y tomar decisiones de manera irreflexiva. En algunas ocasiones el miedo surge de manera interna por sucesos que ocurren alrededor y somos nosotros los que alimentamos ese miedo que nos hace inseguros y nada dueños de nuestras decisiones.

Otras veces ese miedo viene producido por agentes externos, es decir, nosotros estamos relativamente tranquilos y alguien utiliza el miedo para hacer cambiar nuestras rutinas y comportamientos. Este miedo es peor que el interno ya que es más descontrolado y afecta a un mayor número de personas lo cual puede producir cierta sensación de esquizofrenia colectiva que favorece los intereses de ciertos individuos.

Es cierto que este tipo de miedo siempre ha existido, pero en la actualidad se difunde más rápidamente debido las nuevas tecnologías y más en con concreto por las redes sociales.

Estamos viviendo una continua exageración que en muchos casos se convierte en mentiras que nos arrojan a diario a través de estos medios que provocan estrés y cambios de comportamiento en la gente y nos hace perder nuestra libertad de decidir con conciencia qué es lo que quiero hacer y aportar a este mundo.

Hoy en día los medios de comunicación son el principal foco de expansión de la inmensa mayoría de los bulos que corren por nuestra sociedad. Llenan programas poniendo en cuestión todo sin centrarse en dos preguntas importantes a la hora de dar una noticia el “por qué” y el “para qué”. No nos hacen reflexionar sobre por qué ocurren las cosas y el para qué se hace. Solo se centran en crear un ambiente apocalíptico y caótico de lo que va a pasar para mantenernos en vilo y luego nosotros, todo eso que aprendemos en estos medios de comunicación lo comentamos en nuestro trabajo, barrio, bar, casa… y nos genera una obsesión que nos hace cambiar nuestra forma de ser y lo más importante nos limita tener una opinión crítica de lo que sucede a nuestro alrededor. Un ejemplo claro ha sido la forma en la que se nos ha informado de la pandemia. Se han llenado programas durante dos años en la mayoría de los cuales no estaban invitados científicos expertos en el tema sino pseudoperiodistas que les permiten decir cualquier tipo de información no contrastada con tal de tener audiencia. Otro ejemplo más reciente es la del ahorro energético. Estos mismos pseudoperiodistas discuten horas y horas de las futuras consecuencias de apagar, por ejemplo, las luces de los escaparates antes de que esta ley empiece a funcionar y ver qué efectos tiene en la sociedad.

Lo peligroso de todos esto es la utilización del miedo para tener un alto nivel de audiencia y este miedo se convierte en una paranoia que a mucha gente les produce intranquilidad y lo más importante pérdida de libertad de actuación y conciencia social y crítica.

En los últimos 15 años más o menos se está intentando eliminar el hábito de la lectura entre la gente, especialmente la más joven, lo cual está haciendo que la gente cada vez piense menos y sepa menos y solo se interese por comprar el móvil de última generación de la marca X y esto trae unas consecuencias muy serias, entre ellas, que se pierda el pensamiento crítico que conlleva la lectura de diversas fuentes para poder tener un punto de vista más rico. Claro, esto conlleva saber un poco más de historia, saber qué es lo que ocurrió en el pasado para no volver a cometer los mismos errores. Aparte de historia un poco más de filosofía para ahondar en el pensamiento crítico o un poco más de música para formar personas sensibles a lo que sucede a nuestro alrededor. ¿Es una casualidad que Historia, Filosofía y Música cada vez tengan menos relevancia en el sistema educativo? Pues bien, si esto sigue así el miedo no tendrá piedad con nosotros.

lunes, 3 de enero de 2022

Antivacunas, consecuencia de la ruptura de nuestros valores

 

Poco a poco estamos llegando a un destino de difícil retorno y que puede cambiar muchas de las estructuras que hasta día de hoy eran fundamentales para mantener vivos valores  tan imprescindibles para diferenciar una sociedad equilibrada frente a otra destructiva y con poco interés por avanzar y mejorar.

Un nuevo capítulo de esta situación es todo lo que estamos viviendo en estos casi 2 años con la pandemia. Es verdad, que una inmensa mayoría ha estado concienciada con este tema y no solo hablo de los sanitarios sino el resto de ciudadanos que han estado intentando hacer mejorar esta situación desde el contexto que les toca.

Pero también es verdad que una parte de nuestra sociedad no ha colaborado y solo han pensado en ellos mismos y con tal de satisfacer sus necesidades no han cumplido las normas básicas de civismo que una sociedad en democracia debiera cumplir.

Me voy a centrar en la vacunación. Una persona con un mínimo de conciencia social y empatía no duda en ponerse las dosis que hagan falta. Pero cuando un sector de la sociedad cada vez más amplia ha sido educado en la inmediatez, en conseguir las cosas sin esfuerzo, en  no pensar en los demás sino en solo en ti es cuando surgen movimientos como los antivacunas que se creen lo primero que ven en las redes sin filtrar la información. Esto ocurre porque cada vez más estamos cayendo en el error de educar a nuestros hijos desde una manera relajada y creemos que queremos más a los menores por consentirles todo y esto conlleva una actitud de todo vale y de darles la razón de todo aunque no la tengan. El resultado es una juventud entre 20-35 años muy centrada en sus necesidades básicas y no pensar en nada más. Hasta ha habido campañas de vacunación que para animar a la gente a vacunarse se hacían regalos. Esta cultura de te regalo algo para que no me molestes (¿Os suena?). La ley del NO esfuerzo en la que llevamos sumergidos y poco a poco lo vamos a ir pagando.

Ante esta situación, el sistema educativo en vez de reforzarse y seguir educando en valores cada vez más está cediendo a estas presiones de que aunque no te esfuerces tendrás el premio igual porque claro cómo se va a discriminar a alguien. Ante esta situación, nuestra sociedad será cada vez menos competitiva ante los verdaderos retos que habrá que afrontar. Y a competitiva me refiero a bien preparada, competente, personas con una buena educación, con valores bien asentados que son los que te hacen pensar primero en los demás y luego en ti.

A esta parte de la sociedad nada les importa el trabajo que están haciendo los científicos por salvar vidas creando vacunas, para ellos lo más importante es ir de fiesta y satisfacer tus necesidades. Es obvio que los científicos deberían ser los mejores pagados ya que se dedican a salvar vidas, la vida lo más importante que tenemos y que algunos no saben valorarlo.

En fin, creo que nuestros abuelos se volverían locos si vieran lo que estamos haciendo, ellos que con menos y en situaciones mucho más complicadas supieron saborear la vida con menos comodidades pero poniendo mucho esfuerzo para dejarnos un mundo mejor.

jueves, 12 de agosto de 2021

Inmadurez

El mundo cambia deprisa y nosotros intentamos vivir con la misma rapidez perdiéndonos, como consecuencia, muchas cosas que pasan alrededor nuestro además de no pararnos a reflexionar de lo que es importante y lo que deberíamos desechar. Estamos en medio de una pandemia, ya todos sabemos lo que es, todos los cambios en nuestras vidas que ha habido y hemos visto como muchas de las cosas que hacíamos sin darnos cuenta ahora no las podemos realizar igual que antes.

Esto de lo que voy a hablar no es que haya sucedido durante la pandemia sino que llevaba tiempo cociéndose a fuego lento y se ha agudizado ante la crisis sanitaria que estamos viviendo.

Llevamos mucho tiempo reflexionando sobre cómo educar a nuestros hijos y jóvenes y dentro de esa reflexión hemos caído en el error de cambiar casi todo lo que nuestros padres y abuelos hacían tan bien. Hemos pensado que para que nuestros hijos sean felices debíamos eliminar todo lo relacionado con la autoridad y la exigencia. Esto no solo se ve en los hogares sino también en el sistema educativo. Este sistema está cada vez más presionado con que los niños y jóvenes para ser felices deben pasárselo bien durante el aprendizaje y para ello se ha decidido de manera errónea bajar el nivel de exigencia y abrir tanto la puerta que todo el mundo puede pasar independientemente de lo bien que se hayan hecho las cosas. Estamos creando a nuestros hijos un mundo en el que todo vale con el fin de que lleguen a una falsa felicidad. Todo se ha convertido en inmediato sin páranos a pensar en que las cosas importantes cuestan conseguirlas y que la mayoría de las veces no se consiguen. Sin  embargo, para evitar que nuestros jóvenes se cojan una rabieta estamos haciendo todo lo contrario, echar la culpa a los padres que exigen a sus hijos para que sean primero, buenas personas y segundo, que estén bien formadas para hacer de este mundo un lugar mejor.

Cada vez más nos encontramos con padres muy beligerantes cuando se exige a sus hijos un esfuerzo máximo para lograr ser cada día mejor y esto se puede extrapolar al sistema educativo que cada vez está más presionado porque a los chicos no se les presione porque si no, fracasan. Pero el fracaso en sí es en lo que estamos haciendo ahora mismo, evitar el fracaso. Se está educando a los jóvenes en que las cosas se consiguen sin esfuerzo y estamos los adultos tapando sus fracasos dejándoles hacer lo que les venga en gana.

Esto es muy peligroso porque estos niños de hoy serán adultos en unos años y tendremos adultos inmaduros que no se preocuparán por los demás ni por hacer de su vida un reto para conseguir las metas que se propongan.

Ahora mismo ya lo estamos viendo en todos los ámbitos. Por ejemplo, en la clase política tenemos líderes políticos muy jóvenes que no saben ni hablar en público, ni dialogar para llegar a acuerdos y así solucionar los problemas de la gente. Es más, evitan el debate parlamentario y ese debate lo llevan de manera inmadura  a las redes sociales. Esto se ve muy bien en la pandemia. Entiendo que es un problema muy grande y que errores tiene que haber pero lo que no entiendo que ante una situación tan grave estén más pendientes de subir una foto y un mensaje en las redes sociales que sentarse a hablar y pactar medidas para solucionar este problema. Lo que decía antes arriba, esto nos lleva a adultos inmaduros que solo miran el nutrir su YO en vez de ver el beneficio social.

Ahora todos nos escandalizamos de que hay un sector de la juventud que no respeta las normas sanitarias y están contribuyendo a la expansión de este virus. Pero muy poca gente reflexiona que estos jóvenes son el producto de una educación cada menos exigente con la responsabilidad y el esfuerzo. Estos jóvenes desde que nacieron se les ha malcriado dándoles todo sin esfuerzo y es más para que el niño no me llore y me dé la tabarra le regalo, por ejemplo, el mejor móvil para que me deje en paz de una vez. Como decía, en el sistema educativo idem. Estos jóvenes han desarrollado su aprendizaje en un sistema en el que prima todo menos el esfuerzo y en muchos casos se les ha regalado el aprobado porque claro cómo van a repetir curso, se van a traumatizar, en vez de exigir y transmitir que el éxito es el esfuerzo diario.

Estos jóvenes con estos antecedentes se revelan ante sus padres, profesores, policía porque han sido educados en que todo vale ya que lo que buscan es satisfacer sus necesidades y no proteger y preocuparse por los demás.

Si esto sigue así, estamos abocados a una sociedad cada vez menos reivindicativa con la injusticia social y peor formada y preparada para asumir responsabilidades.

viernes, 30 de octubre de 2020

¿Libertad o libertinaje?

Cuando las cosas van bien, es muy difícil ver los puntos débiles que tenemos ya que estamos en un momento de euforia que camufla lo peor que llevamos dentro. Sin embargo cuando las cosas se tuercen hay dos maneras de afrontarlas, una es el no aceptar la situación y por lo tanto no buscar soluciones, o bien, reflexionar e ir buscando la manera de ir aprendiendo la forma de recuperarse y por consiguiente salir reforzado.

Pues bien, llevamos nueve meses inmersos en una crisis sanitaria inédita para todos,  la cual genera mucha incertidumbre y pocas certezas de cómo solucionarlo a corto plazo. Es obvio, que los que nos gobiernan deberían darnos unas directrices claras y simples sobre cómo actuar para evitar dudas e incertidumbre ante este gran problema. En vez de esto los ciudadanos nos estamos encontrando huérfanos y sin ayuda por parte de los que se supone tienen que organizar un plan para que el día a día de los ciudadanos sea menos complejo y más fácil de afrontar. Lo sorprendente es que llevamos años de una inoperancia política bastante grande incluso cuando las cosas iban medianamente bien. El problema es que ante una situación tan grave como la que estamos viviendo se está viendo el estado de bienestar tan endeble que tenemos y cómo pilares tan fundamentales como la educación y la sanidad están funcionando bien no por la buena gestión de los que nos dirigen sino por la vocación de sus profesionales que a pesar de darles la espalda siguen trabajando en muchos casos de manera muy precaria por la falta de recursos. Claro, esto me lleva a preguntarme dónde va realmente el dinero que todos pagamos a través de nuestros impuestos. En temas importantes, no. Estamos viendo una falta de empatía por parte nuestros líderes políticos ante la pandemia que estamos viviendo, durante la cual nos dicen que tenemos que ser responsables pero ellos no lo son y hacen todo lo contrario a lo que predican.

El mayor problema es que la ciudadanía se está acostumbrando a esta mediocridad y parte de la población se está contagiando de eta incompetencia y se está comportando de una manera irresponsable y sin ningún compromiso social y solidario sobre los demás.

Por culpa de todos los espectáculos bochornosos que vemos todos los días por parte de los que nos gobiernan está empezando a surgir una forma de vivir muy superficial, egocéntrica, antisocial y poco productiva que está debilitando los mimbres fundamentales de nuestra democracia.

Está creciendo una irresponsabilidad manifiesta de ciertos ciudadanos que no respetan las normas básicas de salud y muestran una actitud chulesca y en algunos casos agresiva ante quiénes les reprenden dicha actitud. Es más, se manifiestan gritando LIBERTAD porque se les está pidiendo que controlen sus impulsos primarios de salir a ciertas horas. Y digo yo, qué tiene que ver esto con la libertad. Confunden libertad con libertinaje y confunden la libertad de movimientos con hacer lo que me da la gana en cualquier momento sin pensar en el otro. Estamos viendo a gente insensible que se lamenta de que no puede ir en grupo, por ejemplo, a una terraza sin pensar en el que tienen al lado. Estamos presenciando lo que llevamos sembrando desde hace años, niños malcriados que lo han tenido todo sin esfuerzo y ahora quieren seguir teniendo todo a costa de pisar lo más sagrado que tenemos: nuestra vida. Hemos dejado primar el egocentrismo frente a la comunidad y ahora va a ser muy difícil salir de esta situación.

Además veo que hay algo más peligroso que el COVID19 que es el bajo nivel cultural de las personas y el desconocimiento de los acontecimientos históricos que nos hicieron grandes como sociedad. Cada vez lo tengo más claro que este es el caldo de cultivo que quieren nuestros políticos, una sociedad cada vez menos preparada y que solo quiere satisfacer sus instintos más básicos y llenar sus egos.

Mucho me temo que esta crisis social y ausencia de identidad comunitaria nos va a llevar a unos años de mucha incertidumbre y oscuridad.

jueves, 9 de abril de 2020

¿Patriotismo?


Estamos viviendo un momento histórico que la inmensa mayoría ni sabíamos que iba a ocurrir ni lo imaginábamos en el peor de nuestros sueños. Llevamos encerrados casi cuatros semanas por algo invisible que los científicos denominas COVID-19. El causante de todo esto es este virus que ha puesto en jaque a casi todo el mundo y la inmensa mayoría estamos encerrados en nuestras casas no solo para no ser contagiados sino también para no contagiar a una parte de nuestros conciudadanos más vulnerables.
En general, estamos siendo ejemplo de solidaridad con este gesto y otros que están surgiendo de manera espontánea. Lo que hace grande a un país es que ante una situación de alarma general nuestro comportamiento debe ser responsable y siempre mirando el beneficio que ejerzo hacia los demás con mi comportamiento individual.
Un país es grande cuando a pesar de nuestras diferencias todos remamos al unísono y arrimamos el hombro y nos alegramos de los logros conseguidos por el otro. Esto es la esencia del patriotismo y de sentirse orgulloso del país donde naciste.
Teniendo en cuenta lo que acabo de mencionar no entiendo por qué en este país ante retos tan importantes como el que tenemos entre manos siempre hay personas que intentan sacar beneficio propio de las calamidades de los otros. Por ejemplo, sigue habiendo programas de televisión y de radio que mienten una y otra vez con tal de tumbar a los que ahora nos gobiernan, no asumen que ellos nos son los que tienen que tomar las decisiones y no ven que el problema es tan grande que lo que se necesitan son buenas ideas y actitudes para dar solución a este gran problema. Pues bien, hacen todo lo contrario, generan dudas y miedos entre la ciudadanía y lo más duro, no respetan el luto de todos los ciudadanos que tienen familiares que  no han superado la enfermedad.
Por otro lado, nos encontramos a algunos partidos de la oposición que están preparando más el día después que lo que tienen que hacer ahora. Quiero decir, están ya planificando conseguir el poder sea como sea sin apoyar en nada referente a  cómo arreglar el problema. Y repito aquí no hay ideologías, no hay gente de izquierdas, derechas, centro, independentistas etc., aquí estamos hablando de salvar vidas y creo que algunos lo que están intentando hacer es salvar votos más que en arrimar el hombro.
Es duro lo que se está viviendo pero mucho me temo que va a ser muchos más duro el día después puesto que no va a haber altitud de miras para afrontar lo que se nos viene encima puesto que las hienas huelen la carroña a kilómetros de distancia y lo que van a tratar es de aprovecharse de la miseria.
Todos esos que se enredan en banderas y Viva España, creo que su bandera no tiene nada que ver con la del patriotismo y más que Viva España quieren un Muera España. Este es un virus más letal que el que se está intentando combatir ahora mismo.

domingo, 29 de diciembre de 2019

Libertad de expresión no implica mentir

Es evidente que hay personas que viven del enfrentamiento, de la exageración y de la mentira. No tienen ningún escrúpulo en verter encima de todos una gran cantidad de bazofia con el fin de enredar y conseguir su propósito, que no es otro que el meter  miedo y crear incertidumbre.
Si te dedicas a la comunicación y eres uno de estos personajes el grado de difusión de tus mentiras es muy alto y puede generar enfrentamientos en la sociedad civil además de un punto de vista distorsionado y vacío de contenido ideológico. Estos buitres buscan carroña y les importa un bledo la víctima, lo único que quieren es mediatizar y calumniar lo cual es una cosa muy seria si esto llega a la ciudadanía ya que está provocando enfrentarnos los unos con los otros.
Vivimos un momento clave en el ámbito político ya que todos estamos viendo noticias que hoy son titulares y la realidad de mañana es que todo era mentira. Es obvio, que la situación política no es la que todos quisiéramos pero hoy en día los medios de comunicación están haciendo un daño enorme porque muchas veces cuentan la historia a su manera  y da igual cómo haya ocurrido lo que buscan es  el impacto que tenga para direccionar a la gente hacia un mundo de mentiras y enredos.
En democracia los medios de comunicación se deberían  basar en la independencia y en la verdad y miramos ahora muchos de los tertulianos que aparecen en la televisión y primero no dejan hablar y segundo se creen con la verdad absoluta que la camuflan con ideas basadas en la ficción.
Un ejemplo de todo esto es que hay medios de comunicación que están constantemente hablando del independentismo catalán y prima la exageración y cuando se pasan de frenada tocan con la punta de los dedos la mentira. Está claro que a estos medios no les preocupa que algunos dirigentes catalanes se hayan saltado la ley (lo cual es evidente), les interesa calentar el ambiente para que haya muchos ciudadanos pendientes de sus mentiras y así no miran a otros problemas y está claro que estos medios quieren que el problema catalán se perpetúe en el tiempo para seguir viviendo del cuento. Por eso les inquieta que se hable de diálogo y se intente solucionar el conflicto catalán ya que de qué iban a hablar ellos. Tendrían que buscar otra trama y darle un contenido para que perdure en el tiempo.
Hoy en día tenemos una clase política de un nivel más bajo que en el pasado para resolver muchos de los problemas que nos rodean pero lo que es cierto es que también los medios de comunicación se han decantado por dar cantidad y no calidad y esto en una democracia puede delimitar en parte de la ciudadanía sus puntos de vista hacia muchos temas.