Por desgracia en nuestro país el número de mujeres con agresiones o muertas en manos de sus parejas ha sido tan dramático como atendido en su justa medida por los medios de comunicación y por la sociedad.
La razón de escribir hoy sobre este tema no es hablar de los datos de los últimos años sino del giro que en el último año y medio ha dado la consideración de este problema por todos. Hemos llegado a una situación que vemos como algo rutinario que haya todas las semanas casos de violencia de género y esa rutina nos lleva a verlo como algo normal, es obvio, no me refiero a los hechos, ya que todos estamos de acuerdo en la brutalidad de los hechos sino a que esta normalidad nos lleva a un conformismo y a afirmar que "tendrá que ser así" o "no hay ningunas solución". De este posicionamiento de la sociedad se están aprovechando las instituciones y se relajan en las medidas de prevención y en el peor de los casos en no tomarse en serio los diferentes casos de violencia.
Tendremos que empezar a pensar que cada caso que ocurre destroza no sólo una vida sino lo que te entendemos por libertad y tenemos que tener que quitarnos de la cabeza la idea de que esto ocurre porque sí y nos tendremos que remover las tripas para exigir a los que sí pueden el que amplien y tomen mediadas más severas y que no se relajen pensando que este es un problema de segunda fila.
Todo esto nos llevará a estar alerta a tener el valor de denunciar públicamente esta barbarie que se está llevando la vida de cientos de mujeres. De lo contrario el salvaje se sentirá más libre de hacer este tipo de atrocidades y se respaldará en que la sociedad lo ve como algo normal.
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